Amy Tan. Rebelada contra el destino.

Nace en 1952 en Estados Unidos, hija de inmigrantes chinos. Sus libros se conocen por explorar las relaciones entre madre e hijas y la adaptación de las primeras generaciones de asiáticos a la vida en Estados Unidos.

Un dato curioso, Amy Tan forma parte de la banda de rock “Rock Bottom Remainder”, junto a otros escritores incluidos, Barbara Kingsolver, Matt Groening (guionista y productor de series de culto como Los Simpsons y Futurama), Dave Barry y Stephen King, entre otros. La banda toca para recolectar dinero para obras de caridad.

De esta escritora he leído 3 de sus libros: El club de la buena estrella (1989), Contra el destino (2003) y Un lugar llamado nada (2005).

Cuando Tan finalmente decidió dedicarse del todo a la escritura su mamá cayó enferma, lo que hizo que prometiera que si se recuperaba iría con ella a China. Al recuperarse la madre ambas viajaron a China en 1987. De esta experiencia nace la inspiración para su libro “El club de la buena estrella” publicado en 1989.
El libro toca la delicada relación entre madres e hijas, la historia detrás de cada una de sus protagonistas y la manera en que la vida las ha moldeado hasta ser quienes son. Definitivamente se siente la tradición china en sus páginas, en la forma de pensar de las madres y se siente como la cultura estadounidense ha resquebrajado el puente de la relación entre madres e hijas. Me gusta la manera en que todas ellas buscaron la felicidad y su paz, ya sea desde la perspectiva china o de la americana.
Al final, las últimas generaciones logran entender mejor las razones detrás de los actos de sus madres, llegan a comprender que aunque las conocieron en su papel de madres ellas también son mujeres con sueños, alegrías y tristezas.
Es una historia muy tierna y que toca muy de cerca mi vida por mi especial relación con mi propia mamá, encontré muchas respuestas en ella y la recomiendo mucho a todas las mujeres, claro que también la pueden leer los hombres.

“En contra del destino” (2003), se enfoca en la herencia de sus tradiciones familiares, llevando su atención a como esa herencia ha influido o no en las decisiones que han encauzado su vida. Tan hace ver como el destino no es quien determina nuestra vida y que somos nosotros mismos quienes lo construimos a medida que tomamos nuestras propias decisiones aceptando las consecuencias que se darán.
Este es una obra llena de reflexiones, anécdotas e historias de su vida, en ella nos muestra como no se dejó vencer por las huellas de su pasado familiar y moldeó su vida a su manera. No es una autobiografía a pie juntilla porque los hechos no se arman de manera cronológica y a veces la misma parte de su vida se plasma en diferentes escritos.
Siempre he encontrado las autobiografías y biografías un tanto tediosas por lo que no me involucro mucho en leerlas, precisamente por eso me ha gustado este libro por su desorden ordenado.
Esta obra fue la primera que escribió después de más de dos años de luchar contra la enfermedad de Lyme, causada por la picadura de una garrapata, que le causaba alucinaciones y lagunas de memoria que le imposibilitaban escribir.

La última de sus novelas que leí fue “Un lugar llamado nada”. Esta novela conjuga un hecho real con ficción (más ficción que hecho real) en donde un grupo de estadounidenses se pierden en la selva de Myanmar, antigua Birmania.
Tan empieza diciendo que los hechos le han sido relatados por el fantasma de Bibi Chen, organizadora del viaje pero que, a última hora aparece muerta en su local con un peine antiguo clavado en la garganta. De esta manera, Bibi Chen se convierte en una narradora presente en todo momento y que no tiene problemas para criticar ni decir más de cuatro verdades que incomodarían a muchos.
La trama central se desenvuelve alrededor de un grupo de turistas norteamericanos con buenas intenciones pero plagados de estereotipos e ignorancia, que son secuestrados y mantenidos en un poblado secreto de una tribu al borde de la extinción y que cree que uno de ellos es su salvador.
El libro tiene muchas situaciones irreverentes, principalmente en la que los protagonistas se ven envuelto en problemas por la brecha de comunicación ente las culturas de Oriente y Occidente.
Además, me gustó por las descripciones de Myanmar que hace Tan, tanto físicas como de carácter humano y político (y no es que la política no tenga nada que ver con el carácter humano!).




Hasta la próxima y que tengan una buena lectura.


Marieru

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